Guerra del Pacífico y Parlamento nacional. Comentarios al libro de Emilio Rosario, Parlamentos en conflicto.

Emilio Rosario recientemente ha publicado su tesis de licenciatura en forma de libro, un gran merito de por sí. En nuestro país las tesis de licenciatura no suelen convertirse en libros, es una tradición muy difusa y hasta aislada de la actividad del historiador. La situación es contraria a los grandes centros de producción de conocimientos, Francia, Inglaterra y Estados Unidos a través de sus grandes editoras como Gallimard, Routledge o “simplemente” las universidades convierten en libros las tesis de grado. Es sabido que la mayoría de libros clásicos de Historia que leemos fueron tesis en su forma original, el caso más representativo tal vez lo ocupe Fernand Braudel cuyo “Mediterráneo y el mundo mediterráneo en la época de Felipe II” (1949) fue originalmente su tesis doctoral (escrito de memoria en una celda según el mito). En nuestro país esa situación es difícil de imitar. En San Marcos la costumbre de publicar las tesis es muy rezagada debido a dos factores. El primero tiene que ver con la “complejidad” institucional por no decir mezquindad, los trámites burocráticos que la administración enfrenta a un autor son insufribles, tanto que el autor prefiere publicar su obra en otra editorial si cuenta con esa “suerte” o merecimiento (recordemos el libro de Mario Meza sobre “Justicia y orden en tiempos de violencia”, originalmente su tesis de maestría). Un segundo elemento es un factor cuantitativo, las tesis en nuestra Escuela no son tan abundantes, una situación inversamente proporcional a la cantidad de estudiantes matriculados por año académico. De cada base o promoción de 40 a 60 estudiantes, por lo general solo dos o tres de esas unidades producen tesis. Aún así, de este pequeño corpus hay tesis que no merecen ser publicadas, si es que no aprobadas.

 

De esa forma el texto de licenciatura del 2009 se convierte en un libro editado por el Seminario de Historia Rural Andina (“Parlamentos en conflicto. El Congreso de la República y la Guerra del Pacifico, 1879-188”1)[1]. Emilio Rosario así ha sido gestor de su propio interés académico, y no solo el suyo, la publicación de otros textos como el de Marissa Bazán[2] (2013) nos induce a pensar que esta institución puede ser una tribuna a los futuros licenciados. Debo confesar que la tesis no me satisface, me parece que la dimensión del problema no trasciende lo heurísticamente demostrado; sin embargo en el libro se cogen las virtudes y se corrigen los errores del texto original que habremos de mencionar. Así, la presente reseña hará hincapié en los aportes del libro, y a su vez en sus secciones más flojas, por decirlo de alguna manera.

 

No conocemos el origen del interés de Emilio Rosario por la Guerra del Pacífico, mismo motivo que lo ha llevado a publicar varios artículos e incluso libros sobre el tema; pensemos por ejemplo en su trabajo editado junto a José Chaupis “La guerra del pacífico. Aportes para repensar su historia” (2010), o su reciente publicación titulada “Clio en cuestión. Trabajos sobre historia e historiografía” (2012) y los innumerables artículos sobre la trama. Producto de este tema de investigación se sustentó su tesis en el 2009 “Normas, decretos y leyes. El congreso de la república en Lima durante la Guerra del Pacífico (1879-1881)”. En ese manuscrito se sustenta, propone y hasta se juega con la idea de un constitucionalismo que está insertó en la clase política peruana que permite que el status quo no se vea afectado aún en tiempos de guerra, y recién sería con Nicolás de Piérola cuando el Poder legislativo se cerró, fuera de ello la activa participación de senadores y diputados en las políticas públicas es evidente según señala el autor.

 

Sin embargo entre la sustentación de su tesis y la edición del libro transcurren 4 años, en ese tiempo Emilio Rosario no guardó sus problemas de investigación ni su tema, ello conllevó a que publicará casi todas las partes de sus libros en forma de artículos en revistas y/o libros, de tal manera que cuando leemos el libro tenemos la sensación de no percibir algo distinto, y de hecho no hay algo realmente distinto, porque el libro es el fiel reflejo de la tesis per se y de los diversos artículos ya presentados. La novedad problemática no es una virtud en este caso.

 

La fuerza histórica que mueve el libro es, como antecedimos, el constitucionalismo, el autor toma a Marie Daniele Demelés para definir aquella fuerza como una situación donde se fijan limites y funciones. El constitucionalismo está imbuido de ese pacto social que logra que la población mantenga, reproduzca y demande la necesidad de preservar el status quo, aún en caso de emergencias, y ello con el fin de evitar los signos más claro de despotismo y arbitrariedad; las palabras del que fue presidente provisional Francisco García Calderón retratan bien esa idea en su “Diccionario de la legislación peruana” (1879). Aquí, el constitucionalismo toma cuerpo como motor propio, ya que la aplicación práctica de las leyes es lo que busca Rosario en el libro, situar esta ideología como la base de la actuación de un grupo de senadores, diputados y del legislativo en pleno pretende darnos una visión total e integral de la actuación de los poderes gubernamentales en la guerra. Es decir pretende afirmar mediante su idea y sus fuentes que el poder legislativo estuvo totalmente activo mediante la aplicación de decretos ley, proyectos ley, entre otros, durante el conflicto. Es decir, el “pretendido” presidencialismo de Prado y el caudillismo de Piérola y Cáceres no fueron los únicos movimientos políticos ideológicos en el espectro de la guerra; hubo también un constitucionalismo, aparentemente preferente de la población. Emilio Rosario así busca cambiar los paradigmas historiográficos y situar al Congreso como un actor hábil y hasta protagónico durante la Guerra del Pacífico.

 

Y si el constitucionalismo es la fuerza histórica y la Guerra del Pacífico el escenario, vemos al Parlamento Nacional como el sujeto histórico, el auténtico protagonista de la Historia que Emilio Rosario literalmente nos cuenta. El autor hace bien en describirnos no solo sus fuerzas políticas insertas (El Partido Civil, el Partido Nacional y los independientes) sino que también identifica a los hombres de carne y huesos, a los hombres del legislativo; nos menciona sus intereses, los trata como humanos con orientaciones y estrategias particulares, con redes de contactos, y un campo de influencia, ¿Cómo todo ello decide su voto, sus propuestas, su apoyo en el Parlamento?. Rosario sin querer nos da las bases de una historia crítica del Parlamento, un problema contemporáneo sobre la no representación de este ente en la sociedad peruana puede encontrar en el libro algunas sugerencias básicas.

 

La presentación y situación del problema del libro son buenas, una síntesis de las publicaciones del autor nos da la sensación de un conocimiento claro sobre el tema; sin embargo el desarrollo de la obra en capítulos nos da otra apariencia. El primer capítulo que es un balance historiográfico es la novedad en relación a la tesis, sin embargo este fragmento que es bien escrito e interesante, incluso para Pablo Macera que prologa el libro, está desencajado en el texto, no se sitúa en la historia que nos cuenta ni en su problemática. Esta sección no tiene relación alguna con el cuerpo del libro en sí. El uso de las estructuras generacionales para mostrarnos como diferentes grupos de coetáneos entendieron y escribieron sobre la guerra es interesantísimo, no solo ello, la gran mención de datos sobre obras, autores nacionales y extranjeros que escribieron sobre la guerra es un aporte valioso para todo investigador en relación a las fuentes, incluso la separación “La crónica de los vencidos”, “los hijos de la guerra” y las nuevas visiones da una sensación de una sistematización de todos los textos sobre el tema que el autor domina, pero en el panorama general este capítulo es una isla que no tiene conexión (más allá de la documental, bibliográfica o erudita del autor) ni con el libro ni el problema. Incluso esta sección llega a parecer un pequeño relato de la guerra que menciona simplemente las fuentes estudiadas (o a estudiar). Así el autor incluye las memorias de José Antonio de Lavalle en los primos instantes de negociación antes de la guerra, y también se menciona las memorias de Jorge Velarde, que estuvo dentro del monitor Huascarán, para la campaña marítima, y sigue así con los demás periodos, es decir, el aporte al tema central está fuera de esta sección, creemos que simplemente (a pesar de lo valioso) este capítulo está demás.

 

El desarrollo del apartado relacionado al Parlamento y el salitre y las políticas de Estado entre ambos tiene un fin mayor que el anterior, y es mostrarnos a los parlamentarios como auténticos protagonistas de su historia, vemos como ante el problema del guano y el salitre los hombres de negocios peruanos gestionaron a través de las bancadas las diversas políticas estatales, aún durante el gobierno de Manuel Pardo el sector del Partido Civil que influenciaba mucho en el Parlamento tenía hombres en los bancos, principales gestores en esta coyuntura. En fin, interés puro e histórico que el autor narra, sin embargo justamente en esta “narración” encontramos el punto flaco de toda la obra. El autor asume que el único experto de la guerra del pacífico es él, y nos inyecta de abundantes datos sobre la guerra, unos muy conocidos por la instrucción general (esto desde el capítulo 1). La hipótesis central del libro se sigue perdiendo en una forma de escribir que roza con un estilo muy narrativo y detallado de ciertos acontecimientos que para hacerlos más digeribles los libera de toda problematización y los hunde solamente en historia pasada. Sin embargo estas primeras falencias son corregidas con los siguientes apartados; si bien el estilo muy narrativo del autor no se desprende de la obra, y la hace lenta y abrumadora a veces, se mejora en la problematización e identificación del principal aporte de su obra que se centra en la participación del poder legislativo en un contexto guerrero.

 

La historiografía peruana, es bien sabido, entregó la Guerra del Pacífico a la historia positivista militar desde el siglo XIX; los trabajos de Carmen McEvoy[3], Margarita Guerra[4], Miriam Salas[5], Nelson Manrique[6] y otros en ese sentido “desmilitarizaron” el tema para ocuparse de otros asuntos como los políticos, económicos y sociales[7]. La historiografía tradicional solo se ocupó de los asuntos militares del hecho, de la heroicidad y las figuras sobresalientes de la guerra. Emilio Rosario con su libro nos desarrolla una idea más, y es que el poder legislativo también participó de una forma activa creando o desaprobando leyes con el fin de conseguir los recursos necesarios para afrontar la situación. Algo tan básico, aparentemente, fue tan obviado de la historiografía hasta ahora. Así se impulsaron varias leyes como el impuesto al azúcar, una sobre contribución personal, el Ejecutivo pedía la creación de hipotecas a los bienes del país, se proponía a su vez empréstitos, una ley de presupuesto entre otros. A partir de ahí vemos comprobada la hipótesis, en efecto durante los movimientos militares en el sur y hasta la ocupación de Lima los senadores y diputados están discutiendo y debatiendo (en términos reales) ¿cómo conseguir mayor dinero para la guerra? siendo el proyecto más controvertido el de la contribución personal. Volvemos a presenciar la posición, los intereses de los senadores, diputados y como esto incide en las políticas públicas, todo demostrado a partir de una fuente tan evidente como El diario de los debates que es trabajada de manera idónea, aunque se recurre en muchos detalles que podían ser obviados.

 

El Parlamento Nacional deja, con todo lo dicho, una sensación de importancia constitucional en un país muy presidencialista; sin embargo el autor tiene las suficientes armas para afirmar lo que dice, aunque quizás la pregunta conveniente sería saber si el presidencialismo evidente en nuestro país realmente no tiene sus orígenes en el siglo XIX, la época de los caudillos, sino más bien es un fenómeno reciente ¿podría ser?. La importancia del Poder Legislativo en acción se demuestra, aunque quizás podemos recurrir a una falsa evidencia al pensar que solamente la creación de leyes o proyectos son el indicador de un Parlamento protagónico, aunque a ello podemos sumar no solamente este elemento heurístico, sino también aquel indicio donde las fuerzas chilenas promueven la reactivación del parlamento después de la desarticulación del Gobierno de La Magdalena y la huida de Piérola. Quizás no efectivo, pero si activo y abundante en iniciativas, la institución de los senadores y diputados tuvo durante la guerra (y ante un Mariano Ignacio Prado) una posición altamente dinámica y muy vivaz, posiblemente por el conjunto de intereses y personajes con intereses que se encontraba en las entrañas de sus propias bancadas. 

 

 

 


[1]Lima: Seminario de Historia Rural Andina, 2014.

[2] Marissa Bazán, La participación política de los indígenas durante las Corte de Cádiez: Lima en el ocaso del régimen español (1808-1814). Lima: Seminario de Historia Rural Andina, 2014.

[3] Carmen McEvoy, Guerreros civilizadores. Política, sociedad y cultura en Chile durante la Guerra el Pacífico. Santiago: Universidad Diego Portales, 2011.

[4]Margarita Guerra, La ocupación de Lima. El gobierno de García Calderón (aspectos económicos). Lima: Pontificia Universidad Católica del Perú, 1996.

[5] Miriam Salas, Guerra del pacífico: Historia económica. T. XI, V. 4, Lima: Instituto de Estudios Histórico-Militares, 2011.

[6]Nelsón Manrique, Campesinado y nación. Las guerrillas indígenas en la guerra con Chile. Lima: Centro de Investigación y Capacitación, 1981.

[7] La guerra del Pacífico aún ahora sigue siendo tema de interés para la joven historiografía. El año pasado el grupo Annalicemos Hist8ria de la Universidad de San Marcos realizó un Seminario titulado “Repensar la Guerra del Pacífico” donde se tocaron temas de mentalidad, economía, política, arte militar, etc donde participaron especialistas como Antonio Zapata, Otto Guibovich, Daniel Parodi, Miriam Salas, Jorge Ortiz Sotelo, Jorge Bayona, Virgilio Freddy Cabanillas, Armando Joyuén, entre otros. 

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