Presentación. El bicentenario de la Independencia y la divulgación de la historia

Hace algunos años el eminente historiador Eric Hobsbawm dijo que vivimos en una época en la que jóvenes, hombres y mujeres, crecemos en una suerte de presente permanente sin relación alguna con el pasado del tiempo en el que vivimos.[1] En ese sentido, aseguró que uno de los fenómenos más característicos y extraños de las postrimerías del siglo XX era la destrucción del pasado.[2] El poco interés de los mexicanos en conocer y comprender su historia fue puesto en evidencia por el periódico El Universal en el año 2007, cuando publicó los resultados de una encuesta que mostró que la gente conoce por nombre a los personajes, pero no los identifica correctamente con la época histórica en la que vivieron, por ejemplo: 63% de los entrevistados asociaron correctamente a Miguel Hidalgo con la Guerra de Independencia, sin embargo 32% lo relacionaron con la Guerra de Reforma y 16% con la Revolución Mexicana.[3]

De cara a la conmemoración del bicentenario de la Independencia mexicana, los especialistas en este proceso histórico expresaron que existe un gran distanciamiento entre el saber histórico académico y el que posee el resto de la población.[4] Esto es consecuencia, en gran medida, de la institucionalización y la profesionalización de la historia, pues “el historiador se dirige con preferencia a los miembros del gremio porque la multiplicación de las instituciones docentes y de investigación creó un mercado propio para sus obras, y porque el dictamen de este público es el que verdaderamente interesa a quien atiende más a las demandas profesionales que a las sociales”.[5]

En ese sentido, la conmemoración del bicentenario representó para los profesionales de la historia una oportunidad, acaso la primera, de tener diversos escenarios a su disposición para difundir el conocimiento histórico que se desarrolla al interior de la academia. Significó una oportunidad de oro: salir de los cubículos y poder llegar a un público bastante amplio, diferente al de los múltiples estudiantes de las facultades.

Programas y entrevistas en la radio y en la televisión, exposiciones, conferencias y publicaciones de libros, fueron algunos de los medios por los que los historiadores pudieron llegar a un amplio y diverso público… el resultado en general, sin embargo, deja mucho que desear. Basta ver los programas Discutamos México para darse cuenta de que la mayoría de los historiadores se expresaron en un lenguaje poco menos que incomprensible: por ejemplo, el programa “La independencia de México: La rebelión popular”  (que puede verse aquí) fue más bien una mesa de discusión académica sobre las contribuciones de la historia social al desarrollo de la historiografía sobre el tema.

¿Acaso los historiadores se preguntaron, antes de tomar la palabra, sobre la utilidad de la historia para la sociedad en que vivimos? Tal parece que la mayoría, no. En mi opinión, una cosa mostró la participación de los profesionales de la historia en las conmemoraciones: la historia se reduce a su función de conocimiento y por tanto no tiene una función social. En otras palabras, los historiadores que manifestaron su interés en  cerrar la brecha entre  el saber histórico académico y el que posee el resto de la población, se preocuparon por exponer la mayoría de sus hallazgos investigativos que en presentar a la historia como una narración significativa para el presente.

La historia, como sugiere Enrique Florescano, es irremplazable para la formación del ciudadano.[6] Esto otorga a los historiadores un papel trascendente en la sociedad en que vivimos, pues demanda un conocimiento que haga consiente que somos resultado del devenir histórico. Nos encontramos en 2014, las conmemoraciones bicentenarias aún no concluyen y los historiadores tienen bastantes oportunidades más para llegar al “gran público”.

* *

A partir de hoy publicaré cada quince días un texto de algún tema, libro o evento académico memorable sobre las revoluciones de Independencia de Hispanoamérica. Como argumentó José Gaos: “lo memorable, sea por influyente, por representativo o por permanente, es lo importante o lo valioso”.[7] Confío que la comunidad virtual creada por Hispanic American Historical Review fomentará la discusión crítica de la historia hispanoamericana y contribuirá al fortalecimiento de nuevos medios de expresión para el diálogo académico.

* * *

Fuentes consultadas

  • El Universal, “Prevalece desconocimiento de la gente sobre héroes nacionales” en El Universal, sábado 15 de septiembre de 2007. En línea: ˂http://www.eluniversal.com.mx/primera/29593.html˃, consulta: 25 de enero de 2014.Florescano,
  • Enrique. “Forja del ciudadano” en Enrique Florescano. La función social de la historia. México: Fondo de Cultura Económica, 2012. 403 p. (Colección Breviarios). p. 363-368.
  • _______________. “Las ataduras de la institución académica y del gremio” en Enrique Florescano. La función social de la historia. México: Fondo de Cultura Económica, 2012. 403 p. (Colección Breviarios). p. 131-148.
  • Gaos, José. “Notas sobre la historiografía” en Álvaro Matute (compilador). La teoría de la historia en México (1940-1973). México: Secretaría de Educación Pública, 1974. 207 p. (Sepseptentas, 126). p. 66-93.
  • Guedea, Virginia.  “Revisión historiográfica de la Independencia” en Alicia Mayer (coordinadora). México en tres momentos: 1810-1910-2010. Hacia la conmemoración del Bicentenario de la Independencia y del Centenario de la Revolución Mexicana. Retos y perspectivas. México: Instituto de Investigaciones Históricas-Universidad Nacional Autónoma de México, GM Editores y Espejo de Obsidiana, 2007. Tomo II. p. 391-407.
  • Hernández Jaimes, Jesús.  “Los grupos populares y la insurgencia. Una aproximación a la historiografía social” en Alfredo Ávila y Virginia Guedea (coordinadores). La independencia de México. Temas e interpretaciones recientes. México: Instituto de Investigaciones Históricas-Universidad Nacional Autónoma de México, 2007. 256 p. (Serie Historia Moderna y Contemporánea, 48).  p. 65-84.
  • Hobsbawm, Eric.  Historia del siglo XX, 1914-1991.  13ª  edición.  Barcelona: Crítica, 2009. 614 p.
  • Pallares Gutiérrez, Huitzilihuitl. “Recuerdos del bicentenario” en el blog: El presente del pasado. Una publicación del Observatorio de Historia, 3 de octubre de 2012. En línea: ˂http://elpresentedelpasado.com/2012/10/03/recuerdos-del-bicentenario˃

[1] Este texto es una versión modificada de uno que publiqué con el título “Recuerdos del bicentenario” en el blog: El presente del pasado. Una publicación del Observatorio de Historia

[2] Eric Hobsbawm, Historia del siglo XX, p. 13

[3] El Universal, “Prevalece desconocimiento de la gente sobre héroes nacionales”

[4] Así lo manifestaron en 2007 Virginia Guedea, “Revisión historiográfica de la Independencia”, p. 406, y Jesús Hernández Jaimes, “Los grupos populares y la insurgencia. Una aproximación a la historiografía social”, p. 83.

[5] Enrique Florescano. “Las ataduras de la institución académica y del gremio”, p. 147.

[6] Vid. Enrique Florescano, “Forja del ciudadano”, p. 363-368.

[7] Lo influyente, lo representativo y lo permanente son para José Gaos los tres criterios que el historiador utiliza para seleccionar, dice: “el de lo influyente, lo decisivo, lo que hace época, en mayor o menor grado; el de lo más y mejor representativo de lo coetáneo; y el de lo persistente o permanente, el de lo pasado que no ha pasado totalmente, que sigue presente en lo presente”. José Gaos, “Notas sobre la historiografía”, p. 76 y 77.

1 Comment on “Presentación. El bicentenario de la Independencia y la divulgación de la historia

  1. Este tipo de trabajos hacen mucha falta. Como historiadora me preguto muy a menudo: ¿de qué sirve la especialización del conocimiento histórico entre unos cuantos?, ¿no deberíamos tener, dada nuestra formación, sensibilidad por hacer el conocimiento accesible al grueso de la población?. Si en carne propia hemos experimentado los beneficios del conocimiento humanista, al comprender la sociedad en que vivimos, generar sensibilidad y empatía por problemas que aquejan a la sociedad, entre otros, ¿por qué quedarse en “la burbuja” que representa la academia?
    Si al grueso de la población no le gusta la historia y no le queda clara, es porque los historiadores no hemos tenido la habilidad de hacerla accesible.

Leave a Reply