La imagen histórica de la minería en los andes y las protestas ambientales en el siglo XXI
La minería en el Perú es, desde el periodo colonial, una de sus principales actividades económicas, en la actualidad representa más del quince por ciento del producto bruto interno (PBI) y se caracteriza por la producción de metales como el Cobre, oro y plata, además de otros como zinc o mercurio.
Esta actividad tiene una presencia histórica innegable, y es imposible desligarla de la importancia que tuvo en el periodo colonial, destacando minas, como la de Potosí (Plata) y Huancavelica (Azogue), y posteriormente las de Castrovirreyna, Cerro de Pasco, Hualgayoc, y Laricota. Esta actividad supuso uno de los principales ingresos económicos durante el virreinato español en tierras americanas, y tuvo, entre sus características principales el utilizar mano de mano de obra indígena, como la llamada “Mita Minera” que era una temida forma de pago de tributo, por la que los miembros de las comunidades indígenas de los andes eran obligados a trabajar en las minas, hecho que provocó no solo muerte y enfermedades, la economía colonial al estar orientada a las actividades extractivas dejo de lado la organización social tradicional en los andes basada en la agricultura, lo que supuso un complejo cambio en las organizaciones comunales, el desplazamiento de familias enteras a diferentes lugares del virreinato y un nuevo orden impuesto para la población andina.
Después de lograda la independencia peruana, por algunas décadas, la minería estuvo en segundo orden , debido a la importancia de alcanzó el Guano de Islas, un importante fertilizante localizado en las islas de la costa peruana, y que llegó a representar más del setenta por ciento de los ingresos del Estado Peruano en el siglo XIX. Las actividades mineras recobrarían importancia en el siglo XX cuando importantes empresas de capitales norteamericanos e ingleses se instalarían paulatinamente en la sierra del país, ocasionando daños ambientales en algunas zonas y perjudicando los cultivos de comunidades próximas a dichas actividades, hechos que harían más profunda la imagen negativa de las actividades mineras en dichas zonas e incluso fuera de ellas.
Pero, es en las últimas décadas que los precios internacionales de los metales se han visto incrementados con el impulso del crecimiento económico asiático, especialmente chino, lo que ha ocasionado, a su vez, un importante crecimiento en los países productores de materias primas metálicas, como el Perú y otros países latinoamericanos. Sin embargo este crecimiento de las inversiones mineras ha traído consigo importantes conflictos sociales, principalmente relacionados a los daños ambientales que podría causar la minería a la agricultura de las diferentes zonas de los andes peruanos.
Estos nuevos conflictos, denominados socio ambientales, tienen fuertes referencias históricas, que relacionan con el presente los pasados abusos coloniales. Esta forma de pensamiento profundamente enraizada en la población andina, y ahora fuertemente opuesta a proyectos de inversión minera en los andes peruanos, es uno de los principales obstáculos a vencer por el gobierno y los empresarios que intentan invertir en el sector minero en el Perú, teniendo como tarea intentar cambiar esta imagen histórica asociada con la explotación, la pobreza y la escasa contribución de esta actividad a los desarrollos locales.
Los opositores a la gran minería además de considerar que esta actividad no contribuye al desarrollo nacional, al estar fuertemente asociado a la riquezas minerales que son llevadas fuera para su aprovechamiento en el exterior hecho que se refleja en expresiones con fuertes referencias históricas al oro “robado por los españoles” y extraído con el sudor de los indios que contribuyó al enriquecimiento del continente europeo en perjuicio de la economía nacional. Además de existir conflictos de tipo mágico religioso al considerar algunas montañas o “apus” como lugares sagrados para la religiosidad popular, mismos lugares en donde se intenta establecer campamentos mineros, por lo que los problemas sociales no sólo constituyen problemas ambientales, sino también en conflictos profundamente enraizados en la identidad colectiva andina.
Constituyendo este una problemática actual con fuertes raíces históricas y sociales relacionadas con la forma en que los pobladores de los andes peruanos se relacionan con su pasado y tratan de imaginar un futuro en el que continúen con sus tradiciones milenarias.
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