¿Cómo explicar el Fujimorismo?

En 1990, el Perú estaba inmerso en la peor crisis económica de su historia reciente, llegando a un 5,149% de inflación, en la que fue la parte final de una crisis que provenía de décadas anteriores y tenía como causas principales al alto endeudamiento y déficit alcanzado durante los gobiernos militares de la década de 1970 y el pésimo manejo económico de los gobiernos de la década de 1980, especialmente el de Alan García Pérez (1985 -1990). Sumado a esto el contexto internacional no era nada auspicioso. En 1973, y por causa de los problemas en Oriente Medio, ocurre la denominada “Crisis del Petróleo”, la cual afectó fuertemente la economía peruana por los siguientes años.

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El contexto político internacional de la “Guerra fría” – que ya estaba a punto de terminar – y las históricas revoluciones comunistas, como la rusa y la cubana, habían inspirado una serie de movimientos que utilizan métodos violentos para alcanzar sus fines políticos, como los existentes en la mayoría de países latinoamericanos.
Los grupos terroristas de ideología comunista Sendero Luminoso y el movimiento Revolucionario Túpac Amaru (MRTA) son en el Perú los máximos representantes de este tipo de política, tenían tomado parte del territorio nacional además de importante participación dentro de las universidades, especialmente las públicas, de todo el país. Dichos movimientos se enfrentan a las Fuerzas Armadas en un conflicto interno que, según la Comisión de la Verdad y Reconciliación (2003), causó un aproximado de 69 000 víctimas.
A finales de la década de 1980 se comienzan a dar grandes cambios tanto en la política internacional como en la política peruana. En 1989 con la caída del Muro de Berlín y el comienzo del desmembramiento de la URSS, las ideas socialistas y estatistas sufren de desprestigio dando lugar al denominado “Consenso de Washington”, nombre que se dio a un conjunto de normas y estrategias económicas que, supuestamente, eran la fórmula para alcanzar el desarrollo y que consistían principalmente en una menor participación del Estado en la economía y en masivas privatizaciones, estas se comienzan aplicar en numerosos países de economías pobres, incluyendo a los países latinoamericanos.
Es precisamente en ese contexto, 1990, que Alberto Fujimori, un ingeniero peruano, hijo de migrantes japoneses alcanza la presidencia del Perú tras una reñida campaña electoral en la que venció al escritor y premio Novel de Literatura Mario Vargas Llosa, el cual representó a una alianza de partidos de derecha y centro derecha como el Partido Popular Cristiano y Acción Popular, mientras Fujimori tuvo el apoyo de iglesias evangélicas y asociaciones de microempresarios, a los que sumó, en una segunda vuelta, el apoyo de movimientos de izquierda y el APRA. Es importante resaltar que antes de su candidatura presidencial su participación política era nula, solo destacando como rector de la universidad Agraria y presidente de la Asamblea Nacional de Rectores.
Entre sus primeras medidas estuvieron la lucha contra la inflación, aplicando un paquete de medidas económicas denominado “fujishock” con el cual, en un mediano plazo, logro reducir la inflación considerablemente. En cuanto al terrorismo decidió continuar las estrategias dejadas por el gobierno anterior, las cuales darían frutos dos años después con la captura del máximo líder de Sendero Luminoso, Abimael Guzmán, aunque la captura de éste se considera uno de los principales logros del régimen, existen numerosas fuentes, incluyendo a la Comisión de la Verdad, que señalan que esta se produjo sin el conocimiento de Fujimori, siendo un mérito exclusivo de la Policía Nacional del Perú y el grupo de inteligencia GEIN, y el presidente sólo se habría aprovechado de esta para alcanzar mayor popularidad.

Meses antes de la captura de Abimael Guzmán, en abril de 1992, se produjo un autogolpe por medio del cual se cerró el congreso, se suspendieron las garantías constitucionales, se hicieron cambios en todos los poderes del Estado y finalmente se cambió la constitución al año siguiente. A partir de ese momento el gobierno contó con un fuerte apoyo de instituciones como las Fuerzas Armadas y la Iglesia Católica. Las obras del gobierno estaban se enfocaron en sectores marginales creando un fuerte clientelismo, esto sumado su un estilo característico y populista.
La lucha antiterrorista fue la excusa del régimen para perseguir opositores políticos, se construyeron mecanismo de espionaje, se compraron medios de comunicación para favorecer al gobierno, se crearon grupos paramilitares con los que se cometieron ejecuciones extrajudiciales consideradas como violaciones a los derechos humanos, además de otros actos antidemocráticos y delictivos. Sin embargo, el gobierno fujimorista siempre tuvo una aprobación considerable, sus estrategias populistas planificadas para eternizarse en el poder lograron una población cautiva que aún se mantiene fiel hasta la actualidad, a pesar de que el fundador de aquel movimiento, Alberto Fujimori, hoy condenado por diversos delitos se en encuentre en prisión por delitos que van desde la corrupción, hasta la vulneración de derechos fundamentales.
Así partido fujimorista actual recoge el clientelismo de la década de 1990, resaltando como aspectos como la lucha antiterrorista, la mejora de la crisis económica y el apoyo a los sectores más pobres, en donde se encuentran sus principales electores. A pesar de este apoyo en un amplio sector de la población los actos delictivos y autoritarios de su gobierno han convertido al Partido Fujimorista en un movimiento controvertido con una muy alta oposición dentro de la política peruana.