Las comisiones de la verdad y el establecimiento de una memoria histórica
Las comisiones de la verdad se han vuelto algo común en las últimas décadas, desde 1974 hasta 2007 se han establecido 32 comisiones de la verdad en 28 países según Amnistía Internacional. En América Latina estas son prácticamente una tradición y ya han existido en varios países donde se ha formado más de una comisión de la verdad, como las siguientes: Argentina con la denominada “Comisión nacional para la desaparición de personas (CONADEP)” o “Comisión Sabato”(1983), Bolivia con la “Comisión Nacional de Investigación de Desaparecidos Forzados” (1982), Chile y la “Comisión Asesora para la calificación de Detenidos desaparecidos, ejecutados políticos y víctimas de prisión política y tortura” (2009-2010), Comisión Nacional sobre Prisión Política y Tortura o “Comisión Valech” (2003), Informe de la Comisión Nacional sobre Prisión Política y Tortura o “Informe de la Comisión Valech”, Corporación Nacional de Reparación y Reconciliación (1992), Comisión Nacional de Verdad y Reconciliación (1990), Informe Rettig de la Comisión Nacional de Verdad y Reconciliación , Ecuador y la Comisión “Verdad y Justicia” (1996), , El Salvador Comisión de la Verdad (1992) Informe “De la locura a la esperanza: Doce años de Guerra en El Salvador”, en Guatemala La Misión de Verificación de las Naciones Unidas en Guatemala (MINUGUA), Informe Final (2004), Comisión para el Esclarecimiento Histórico de las Violaciones a los Derechos Humanos y los Hechos de Violencia que han Causado Sufrimientos a la Población Guatemalteca (1997), Informe “Guatemala: Memoria del silencio”, Proyecto Interdiocesano de Recuperación de la Memoria Histórica, Informe REMHI o Informe “Guatemala: Nunca Más, Informe El Genocidio de Guatemala (Represión militar y violaciones de derechos humanos) de la Comisión de la Verdad Comisión de la Verdad (2007), en Perú la Comisión de la Verdad y Reconciliación (2003), y Uruguay con la Comisión Investigadora sobre la Situación de Personas Desaparecidas y Hechos que la Motivaron (1985), y Comisión para la Paz (2000).
Estas comisiones son instituciones establecidas por gobiernos o instituciones internacionales para investigar e informar sobre patrones de violaciones de derechos humanos perpetrados en periodos de violencia intensa, por lo general su misión está orientada a clarificar y documentar los hechos sucedidos, responder a las necesidades e intereses de las víctimas, contribuir a la justicia y la rendición de cuentas, desarrollar propuestas de reforma institucional y promover la reconciliación, la característica de estas en América Latina está marcada por la violencia política, los movimientos de izquierda y gobiernos militares de la última década del siglo XX.
Su objetivo principal es establecer lo ocurrido en un conflicto y revelar la “verdad” sobre los hechos, que son generalmente violaciones a los derechos humanos, esta “vedad oficial” tiene la pretensión de ser un relato detallado de los casos de violencia, víctimas y victimarios y las condiciones en las que se cometieron, y también la de indicar las circunstancias y razones que dieron origen al conflicto, así se genera un debate y se plantea soluciones.
A pesar de las críticas que apuntan precisamente a los errores que puede contener estas “verdades”, no se le puede desmerecer el valor como una fuente de investigación válida para las ciencias sociales en general, y la historia en particular ya que están hechas para explicar los conflictos existentes desde un punto de vista neutral, para centrarnos en un ejemplo especifico vamos a observar el caso peruano y la Comisión de la verdad y reconciliación publicada a finales de 2003.
La Comisión de la verdad y Reconciliación CVR (2001 – 2003) se constituyó con el objetivo de establecer la verdad de lo sucedido sobre la violencia armada protagonizada por grupos terroristas de izquierda radical principalmente el denominado Partido Comunista del Perú Sendero Luminoso y también por los agentes del Estado, su objetivo fue construir una memoria histórica colectiva, el ejercicio de la justicia como un derecho humano fundamental, y ayudar en la obtención de la paz social y el estado de derecho. Según Salomón Lerner Febres presidente de la Comisión de la Verdad y Reconciliación, la comisión debía buscar una verdad “sanadora y regeneradora”, es decir que ayude a resolver las fracturas sociales en el país y se convierta en una fuente de “pedagogía ciudadana y de recuperación moral”.
La comisión encontró que el número de víctimas fue el doble de lo estimado inicialmente, que el principal responsable fue el PCP-Sendero luminoso, y también los agentes del Estado que debían cuidar a la ciudadanía. Las violaciones a los derechos humanos no fueron hechos aislados, y los gobiernos de turno durante las décadas de la violencia tuvieron una grave responsabilidad moral y política. Queda en claro que existen beneficios para un pequeño grupo social a la hora de ejercer sus derechos ciudadanos, por lo que existe una democracia frágil y vulnerable por lo que urge implementar políticas de desarrollo ciudadano.
Como recomendaciones la CVR destacó la importancia de preservar la memoria histórica, como una memoria que aclare los hechos del pasado, y una memoria que debe ser asumida colectivamente lo que ayudaría a la sociedad a integrarse como una misma comunidad, también resaltó la importancia de las reparaciones civiles a las víctimas de la violencia. La comisión también deja en claro que el estado debe reformar sectores importantes de su organización como el sistema de justicia y el sistema educativo, para que se garantice una mayor igualdad social, por lo que para alcanzar la reconciliación este debe entenderse como justicia en sentido amplio que garantice la igualdad entre los diferentes actores de la sociedad.
En este punto es importante la participación del Estado para la difusión del informe final y sus conclusiones, así la población estará al tanto de los hechos ocurridos y se podrá generar un debate público, difusión que se ha dado en pocos casos, muchas veces estos informes han sido desconocidos y ha generado polémicas en diversos grupos políticos sin dejar de ser una fuente fundamental para la historia reciente de América Latina y entender los procesos sociales, políticos y culturales de las últimas décadas.
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