Una aproximación al tema de los Indios y la Idea de Nación en el Perú del siglo XIX.

INDIOS Y LA IDEA DE NACIÓN EN EL PERÚ

UNA APROXIMACIÓN AL TEMA DE LOS INDIOS Y LA IDEA DE NACIÓN EN EL PERÚ DEL SIGLO XIX

Eddy W. Romero Meza

 

La independencia trajo consigo el reto de conformar una nación en el Perú. Sin embargo, la transición de la Colonia a la República, supuso también cambios en la situación y concepción de lo indígena. La idea de nación no fue única en el país, pero finalmente predominó la visión criolla-mestiza, católica y liberal. Los proyectos de Estado-nación, pronto se redujeron a las directrices del centralismo limeño, donde sus élites se caracterizaron por abrazar ideas anti-indígenas. El indio colonial, protegido por las leyes metropolitanas, transita a la figura del indígena serrano, visto como un “obstáculo” en la modernización liberal-republicana. Lo indio en el siglo XIX, es identificado como lo andino. Regiones importantes como el Cusco, de mucho vitalismo al inicio del periodo decimonónico, serán postergadas política y económicamente. El proyecto limeño de nación peruana, se convierte en hegemónico, aunque se verá confrontado a indigenismos aparentemente disímiles como el del rebelde puneño Juan Bustamante (1867), o el del intelectual criollo González Prada (1888).

La representación de lo indígena en el arte o la literatura, es de especial importancia para la comprensión de la nación en el Perú. Artistas, escritores e intelectuales expresaran consciente o inconscientemente su visión de la nación y su relación con lo indígena. Felipe Pardo y Aliaga, Pancho Fierro, Paz Soldán, Francisco Lazo, Flora Tristán, Manuel Atanasio Fuentes, Ricardo Palma, Manuel Pardo, González Prada, Clorinda Matto de Turner, entre otros. El discurso histórico oficial o nacional se caracterizará por reducir la importancia de la que constituye la población mayoritaria en el país.

Por otro lado, el racismo colonial contra el indio deriva en el siglo XIX hacia el racismo científico o racialismo. Las posturas sobre la inferioridad del indio, tendrán el respaldo de teorías o un cuerpo de ideas que hoy se denomina darwinismo social. Al naturalizar la inferioridad de la llamada “raza indígena”, solo quedaban dos opciones: exterminarla o redimirla mediante la educación y la cultura (occidentalizarlos). El ideal de la nación es la de una población homogénea, racial y culturalmente blanca. Las clases dominantes buscarán desindianizar a las comunidades andinas a través de proyectos modernizadores tales como el ferrocarril o la producción capitalista.

Finalmente, la exclusión indígena de los derechos políticos como el voto o sufragio, termina por relegar completamente a la población indígena. La nación criolla, a pesar del desastre de la Guerra del Pacifico, sigue como ideal de las élites y sectores medios; sin embargo las críticas a la nación criolla se hacen más fuertes, y la colocan en severo entredicho. A pesar de ello, lo indígena aún no pasará de ser solo “la cuestión indígena”.

Para una aproximación a este complejo tema, existe una bibliografía interesante aunque naturalmente insuficiente. Pasamos a continuación a la revisión rápida de textos que consideramos podrían ayudar a comprender el tema del indio y la nación en el siglo XIX.

 

De Túpac Amaru a Gamarra. Cusco y la formación del Perú republicano. 1780-1840. Charles Walker. Cuzco: Centro de Estudios Regionales Andinos Bartolomé de las Casas, 1999

El libro nos muestra la importancia de la región sur del Perú a fines del siglo XVIII e inicios del siglo XIX, a través de la historia del Cusco. Desde el impacto de la gran revolución tupacamarista hasta el caudillaje de Agustín Gamarra. La cultura política del Cusco es descrita en detalle, así como sus avatares en la etapa final de la colonia e inicios de la república. La región del Cusco que funcionó de contrapeso político, económico y demográfico a Lima en este periodo, perderá esta relevancia a mediados del siglo XIX. La nación criolla impone su proyecto sobre el país, acabando con cualquier posibilidad de un proyecto alternativo para el país. El peso económico de la costa a partir de la era del guano, la no dependencia hacia el tributo indígena, el centralismo político y cultural de Lima, el mayor peso poblacional de la capital, terminan por relegar al Cusco o cualquier región del “interior” del país. La idea de nación predominante será entonces, la asociada al litoral y la población criolla o blanca.

 

De indio a serrano: nociones de raza y geografía en el Perú (siglos XVIII-XXI). Cecilia Méndez Gastelumendi. Revista Histórica (PUCP). Vol. 35, Núm. 1 (2011)

Durante la mayor parte de la etapa colonial, el concepto de indio no se asocia a una región geográfica en particular. Es a finales del siglo XVIII y sobre todo a inicios de la República, que la palabra indio se asocia a la sierra, y se le otorga una connotación marcadamente despectiva. El proyecto de la nación criolla promovido desde Lima, tendrá su contrapunto en la “identidad serrana”, a la cual se le representará como arcaica, bárbara o incivilizada. Lo andino o “serrano”, se concebirá como un obstáculo para la modernización y el progreso. Los andes como barrera geográfica y la población serrana como supersticiosa, imbécil y por ello sin capacidad de participación política. El racismo decimonónico, donde la geografía explica el subdesarrollo biológico de la “raza indígena”, será la base para una concepción de la nación, que sólo será viable en la medida que se pueda desindianizar. Esto a través de su castellanización, o la inmigración de población blanca europea, por ejemplo.

 

Las máscaras de la representación. Marcel Velázquez. UNMSM-BCR, Lima, 2006

La representación de los grupos subordinados o subalternizados (negros, indios), a lo largo del siglo XIX es fundamental para comprender la construcción de la nación en el Perú. El texto presente explica cómo se elaboran o perpetúan imágenes, sobre la población esclava o afrodescendiente: seres inferiores, a veces ni siquiera humanos, sensuales y poco inteligentes, estéticamente desagradables, carentes de individualidad, mentirosos, violentos, incapaces de vivir en libertad, ajenos por naturaleza a la política, etc. Imágenes o percepciones que también se reflejan en las obras literarias más representativas del siglo XIX. Se interpreta también, aspectos contradictorios como el hecho de que al esclavo varón se le “feminiza” (ser inferior y pasivo), pero por otro lado, se le presenta como rebelde, trasgresor y hasta innatamente criminal y peligroso. De igual manera, las imágenes del indio como un sujeto “manso” o pasivo se le contrapone la recurrente imagen de los indios “rebeldes”, “indómitos” o “violentos”. El autor explicará que ambas percepciones antagónicas, refuerzan en última instancia, la necesidad de ejercer control sobre negros e indios y  legitimar su subordinación. El libro demuestra como la nación criolla, se asienta sobre imágenes, representaciones o discursos negativos sobre lo afroperuano y lo indígena a lo largo del siglo XIX.

 

Republicanos Andinos. Mark Thurner. IEP y CBC, Lima: 2006

La denominación “indígena” fue empleada por los borbones, para desplazar a la categoría “indio” de las Leyes de Indias de los Austrias. El proyecto borbónico busca así, redefinir este personaje ya no como simple tributario, sino como contribuyente en el marco de un proyecto fiscal de modernización económica. A partir de las Cortes de Cádiz, la “nación yndica” queda abolida y estos pasan a ser “españoles”. Con la proclamación de la independencia en 1821, San Martin dispone nombrar a los “indios o naturales” como “peruanos”, en el propósito de establecer una ciudadanía. En 1824, Bolívar reintroduce la denominación borbónica de “indígena” por razones fiscales y políticas (se restablece el tributo, bajo el nombre de “contribución indígena”). Un actitud tutelar se impone así durante la república. Thurner, señala que “indígena” es una noción colonialista afrancesada, luego bolivariana, y finalmente naturalista o indigenista.

A través del estudio de casos y juicios en Huaylas, se explica cómo al desaparecer la categoría de indígenas y reemplazarla por “ciudadanos” o “peruanos”, se desimaginó a los peruanos nativos. Estos por su parte reivindicaran su condición indígena, en la medida que esta la previa de cierta protección legal (sobre sus tierras por ejemplo), desde épocas virreinales. El asumir la ciudadanía como tal, los homologaba con toda la población, perdiendo así los beneficios coloniales. La nación se asienta así sobre un republicanismo desigual o diferenciado a lo largo del siglo XIX. El personaje Atusparia (1883) ya no aparece como el “Amauta” heroico de los indigenistas, sino como un “alcalde republicano” o varayoc; mientras el taita Cáceres ya no es más un “Inca” mesiánico sino “el Gran Republicano”.

 

La República Plebeya: Huanta y la formación del Estado peruano, 1820-1850. Cecilia Méndez, IEP, Lima: 2014

La república temprana tuvo la oposición de grupos indígenas como los habitantes de Huanta. La defensa de la monarquía se explica en la lógica de la defensa de privilegios y derechos por parte de los pobladores de esta región. La corona española les había otorgado cierta protección, la que se perdería bajo el imperio del republicanismo que trajo la independencia. La sociedad rural, representada por caseríos, pueblos, ayllus y haciendas de las zonas altoandinas, demuestran capacidad de agencia frente a los caudillajes de la república que inicia. Tras dos décadas de rebeliones y guerra, se observa también la transformación de los rebeldes monárquicos en guerrilleros liberales. El papel político de los campesinos en el Estado nacional se visibiliza, a pesar de la insistencia de la vieja academia, en la condición de iletrados de los indios. Los indígenas no solo formaban parte de la lucha militar, sino que estuvieron en medio de las campañas de convencimiento político, donde los intereses obviamente debían considerarse. Para la autora, se subvirtieron las jerarquías étnicas heredadas de los tiempos coloniales; y los campesinos trataban de defender el estatus que habían recibido de la Colonia y que estaba amenazado por la república criolla. Finalmente el liberalismo se impone, pero la idea de nación es débil. La nación criolla negociará inicialmente, pero luego relegará a los indígenas hasta los tiempo actuales. Así por ejemplo, en los hechos de Uchuraccay (1983), la mayoría de intelectuales, periodistas y políticos, consideró que la población de Huanta, había sido inducida o persuadida en sus acciones, descartando su capacidad de agencia o decisión; sólo serían población manipulable, incapaz de razonar sus propios intereses.

 

Historiografía y Nación en el Perú del siglo XIX. Dager Alva, Joseph. Lima: Pontificia Universidad Católica del Perú, Lima, 2009

La historiografía peruana del siglo XIX, representada por Mariano Mendiburu, Mariano Felipe Paz-Soldán, Sebastián Lorente o Carlos Wiesse, permite conocer las concepciones sobre la nación peruana y su conformación. En la elaboración de sus narrativas y discursos históricos, se aprecia también el lugar otorgado a los indígenas en el naciente Estado-nación. La búsqueda de los orígenes de la nacionalidad, los llevan a peruanizar a los incas; pero se mantendrá una posición ambivalente frente a los indígenas actuales. Se los concibe como un elemento degenerado de los incas (legado colonial), o simplemente un elemento a integrarse sí se logra civilizarlos o educarlos (occidentalizarlos / castellanizarlos). La idea de nación, es la de un grupo humano racial y culturalmente homogéneo, con antepasados comunes. Así, el ideal de nación es la de peruanos criollos-mestizos que remiten sus orígenes a los incas y su grandeza imperial; pero logran cohesionarse realmente durante el Virreinato, esto a partir del catolicismo, el idioma y el territorio. Si bien se reconoce, la explotación y abusos de la época colonial, es más relevante en su discurso, la idea de establecer la nacionalidad en la colonia o Virreinato. Lo indígena, en este marco, solo tendrá sentido en la medida que se asimile a este proyecto nacional (criollo-mestizo), asentado en esta interpretación del pasado y el presente.

 

De la Patria a la Nación: historiografía peruana desde Garcilaso hasta la era del guano. Francisco Quiróz Chueca. Lima: Fondo Editorial de la Asamblea Nacional de Rectores, 2012

A través de la historiografía, literatura, iconografía, crónicas, tratados, panfletos, artículos e iconografía del siglo XIX, se examinan los discursos históricos y las representaciones de la nación peruana. La historiografía nacionalista criolla republicana expresa los ideales de una narrativa nacional que supere las contradicciones de las versiones históricas iniciadas desde Garcilaso de la Vega.

 

Incas sí, indios no: Apuntes para el estudio del nacionalismo criollo en el Perú. Cecilia Méndez G. IEP, Lima: 1995

La historiografía oficial interpreta la Confederación como una “invasión” en lugar de lo que realmente fue, un proyecto político alternativo para el Perú. Un proyecto liberal-popular dirigido por un mestizo. Pero el proyecto de Santa Cruz, fue combatido encarnizadamente por los grupos aristocráticos, criollos y blancos. Para estos, la definición de lo “nacional-peruano”, partía (consciente o inconscientemente) de la  exclusión y desprecio del indio, simbolizado en Santa Cruz. Insultado y despreciado por los criollos, a Santa Cruz se le enrostró su condición de extranjero, pero más por ser indio que por ser boliviano. Criollos como el escritor Pardo y Aliaga, jamás iban aceptar esa imagen de una conquista invertida: un caudillo indígena educado y afrancesado, y un proyecto nacional con los Andes como centro. El nacionalismo elitista y autoritario, derivó no tanto hacia el rechazo xenófobo a lo boliviano, sino principalmente hacia el desprecio o segregación de lo indio. El indio seria aceptado en tanto paisaje y gloria lejana (memoria de los incas), pero no como protagonista del proyecto nacional. Por ello, los conservadores aludirán a su triunfo sobre la Confederación como una “segunda independencia”. En 1839, se funda además El Comercio, que pasará a ser un hito importante en la formación de una “conciencia” sobre el Perú, contribuyendo a la formulación de una determinada imagen de lo que era o debía ser el país. El Perú experimenta un proceso de modernización tradicionalista, o sea una modernización capitalista, que no modificara las jerarquías tradicionales. El liberalismo peruano perdió su cariz popular. Las ideas decimonónicas de progreso, el positivismo y el desarrollo de la biología al servicio del racismo permitieron dar `solidez científica’ a esa ideología de desprecio y segregación del indio tan bien expresada en Pardo y Aliaga. El lema del progreso era una república sin indios. Según la autora, el indio, si bien para los españoles fue sinónimo de colonizado, no siempre fue el equivalente de ser inferior, degradado o bruto. El segregacionismo paternalista no le impidió al estado colonial reconocer en los indios cualidades y habilidades que intentaron luego explotar vía la concesión de ciertos privilegios. Las cosas cambiarían, sin embargo, luego de la derrota de Túpac Amaru en 1781, que fue seguida por la paulatina extinción de la nobleza incaica y su deslegitimación. Los criollos eran quienes disputaban a los indios no sólo la legitimidad del liderazgo en la lucha anticolonial sino, el lugar que le correspondería a cada quien en la nueva nación. Las ideas de la ilustración, con su afán clasificatorio, regulador y jerarquizante, contribuyeron a moldear las percepciones de los criollos sobre los indios. Los criollos asumieron, entonces, la reproducción de las tradiciones y la simbología incas, las cuales fueron estilizadas, modificadas y moldeadas en función de sus propios intereses, neutralizando el contenido político de los elementos culturales de origen indio. La retórica de glorificación del pasado inca apropiada por los criollos convivía con una valoración despreciativa del indio en el presente.

 

La batalla por Puno. Conflicto agrario y nación en los Andes peruanos. Josè Luis Rènique. Instituto de Estudios Peruano. Lima: 2004

El Perú visto desde la región altiplánica, una zona de frontera y un espacio indígena demográficamente importante. El objetivo es descentrar la mirada a la historia nacional. Deslimeñizarla y ver al país desde Puno, pero evitando hacer solo una historia regional. La historia de Puno en el siglo XIX, por ejemplo muestra a personajes como Juan Bustamante, quien busca desarrollar un proyecto nacional que incluya a los indígenas, quienes representan la mayoría de la población peruana. Visibilizar al indio y sus problemas, hacerlos parte del proyecto de Estado-nación. Aunque Juan Bustamante es un mestizo puneño, hombre de negocios y político radicado en Lima (también un gran viajero por el mundo), no deja de representar una mirada alternativa al país. Una mirada indigenista que antecedió a González Prada, pero que conformó una sociedad pro-derechos indígenas (1863), y se involucró in-situ con la realidad de una región representativa de la sierra sur.

 

Campesino y Nación: la construcción de México y Perú poscoloniales. Florencia Mallon. México, D. F., CIESAS; San Luis, El Colegio de San Luis y Zamora, El Colegio de Michoacán A. C. 2003

El texto permite una aproximación a la relación entre campesinado indígena y el nacionalismo. En el caso peruano, por ejemplo el de las comunidades del valle del Mantaro durante la guerra con Chile (1881-1883). Cuestiona la idea de que nacionalismo fue impuesto por las élites, sino que surgen formas locales de expresión nacionalista; así como espacios de negociación regionales. Busca evidenciar las fisuras, conflictos e intereses de zonas tales como Junín, abandonando así miradas centradas en el Estado y gobierno capitalino. Se explora los vínculos entre los diferentes actores locales (disputas, alianzas, intereses), tales como las guerrillas, los hacendados, las autoridades, etc. Finalmente entender los niveles de autonomía local, lo complejo de las relaciones sociales y el discurso nacionalista regional; todo ello bajo la consigna de “descentrar la visión de la historia”. Un claro ejemplo de aproximación histórica desde “los de abajo” o los estudios de subalternidad al igual que Mark Thurner.

 

Andrés de Santa Cruz: Caudillo de los Andes. Natalia Sobrevilla. IEP-Fondo Editorial PUCP, Lima 2015

Natalia Sobrevilla señala que su libro es la historia de un hombre, pero también la de una época y un lugar. Los años son los inicios de la república y el espacio los andes peruano-bolivianos (la gran unidad social-política y económica de la colonia)

Andrés de Santa Cruz, nacido en La Paz en 1792, en los años posteriores a las grandes rebeliones de Túpac Amaru y Túpac Catari. Protagonista de las luchas por la independencia. Caudillo liberal y nacionalista, francófilo y defensor de los indígenas. Peruano declarado, y boliviano forzado. La separación del Alto Perú, y los ataques de rivales políticos como Agustín Gamarra, que le enfatizan en sus ataques su nacimiento en “Bolivia”. Hombre proveniente de la milicia colonial, desarrolló un “autoritarismo liberal”, típico de algunos caudillos de la época.

Heredero de las ideas y el pensamiento de Bolívar, promovió la Confederación Peruano-Boliviana como una Federación de los Andes más regional. Natalia Sobrevilla explica que en el fracaso de este proyecto: “la rivalidad entre Cusco y Arequipa es fundamental… y hay una pugna muy grande en el sur de quien se va a aliar con Lima para obtener lo que quiere”.

Durante la monarquía hispánica existieron conflictos locales que culminaron de manera excepcional en grandes movimientos (macro)regionales como el del Cusco-Puno-Alto Perú (1780-1784). En el siglo XIX, ve emerger la nación indígena-mestiza propiamente, la cual se contrapondrá a la republica criolla costeña. Santa Cruz, expresaría el mayor intento político de crear una nación peruana andina y mestiza, liberal y modernizante.

La población indígena y mestiza será postergada definitivamente de los próximos proyectos políticos como el castillista y el civilista. El triunfo de la élite limeña sobre el proyecto santacrucino definió el destino del Perú republicano. En palabras de Flores Galindo, una “República sin ciudadanos” (indígenas). La nación peruana oficialmente estará representada por la población urbana criolla-mestiza, hasta muy entrado el siglo XX.

 

Imaginar el desarrollo: las ideas económicas en el Perú postcolonial. Paul Gootenberg. Lima, Perú: IEP / BCRP, 1998

Este trabajo repasa el pensamiento económico en el Perú durante el siglo XIX. Gootenberg analiza las mentalidades, visiones o ideas sobre el desarrollo que poseían políticos, intelectuales y empresarios. Según el autor, “los peruanos fueron capaces de elaborar, debatir y proyectar sus propias imágenes del desarrollo nacional”. En esos proyectos se insertan directamente e indirectamente las concepciones sobre el territorio andino y la población indígena. El imaginario sobre el desarrollo económico, implicó una concepción de la nación que se deseaba, la cual necesariamente excluía al indio, o solo la hacía parte de la dinámica productiva, pero no de la ciudadanía plena o participante de la conducción del Estado.

 

BALANCE DE LA BIBLIOGRAFÍA

 

Desde la historiografía el tema de la nación y los indios tiene más claridad desde los textos políticos. Autores como Cecilia Méndez, Mark Thurner, Charles Walker, Cristóbal Aljovín, Alicia del Águila, Natalia Sobrevilla han abordado directa o indirectamente la construcción política del Perú decimonónico y la inserción-marginación del indio en los proyectos liberales-republicanos. Algunos de estos trabajos con enfoques regionales (De Túpac Amaru a Gamarra. Cusco y la formación del Perú republicano. 1780-1840. Charles Walker); y de estudios de la subalternidad (“La República Plebeya” de Cecilia Méndez y “Republicanos andinos” de Mark Turner), los cuales describen la participación política de los indígenas en la etapa denominada “poscolonial”.

Miradas centradas en la participación electoral de los indios, son las que desarrollan los libros Historia de las elecciones en el Perú (2005) de Cristóbal Aljovín, y la Ciudadanía corporativa (2013) de Alicia del Águila. Una visión general de indio y la nación podría verse en Andrés de Santa Cruz: Caudillo de los Andes (2015) de Natalia Sobrevilla, que a pesar de ser un texto centrado en un personaje indígena-mestizo, desarrolla el espacio y tiempo del ambicioso proyecto de la Confederación, y el triunfo de un proyecto criollo perjudicial para los grupos indígenas.

En el aspecto social (y político), destacan los aportes de Nelson Manrique, Cecilia Méndez, Florencia Mallon y José Luis Rénique. En Campesinado y Nación: las guerrillas indígenas en la guerra con Chile (1981), Manrique destaca el nacionalismo desde debajo de los indios en la sierra central, durante la guerra con Chile en el lapso de 1881-1883. Tesis similar a la Florencia Mallon en Campesino y Nación: la construcción de México y Perú poscoloniales (2003). Por su parte Rénique presenta una historia de Puno en el largo tiempo: La batalla por Puno. Conflicto agrario y nación en los Andes peruanos (2004), donde explica la dinámica de la población de esta región (indios, comerciantes, autoridades, etc.). Cecilia Méndez finalmente ofrece en su ensayo “Incas sí, indios no: Apuntes para el estudio del nacionalismo criollo en el Perú” (1995), una explicación sobre el desarrollo del pensamiento racista en el Perú decimonónico, y la incapacidad del país de pensarse como una sola nación.

En el campo de la historia de la historiografía, Joseph Dager, publicó Historiografía y Nación en el Perú del siglo XIX. (2009), donde presenta las ideas de los historiadores decimonónicos alrededor de lo indígena en la historia peruana, y su posible inserción  o desarrollo en el proyecto liberal-republicano. Destaca también el libro de Francisco Quiróz Chueca: De la Patria a la Nación: historiografía peruana desde Garcilaso hasta la era del guano (2012), donde expone también las principales ideas de los historiadores de inicios de la república, así como sus concepciones sobre lo indígena en la nación peruana.

Un aporte interesante al estudio del indio y la nación es el texto: De indio a serrano: nociones de raza y geografía en el Perú (siglos XVIII-XXI) de Cecilia Méndez (2011). Desde un ángulo distinto (la geografía, el lenguaje y las ideas racializadas), permite observar las mentalidades que influirán en la constitución del Estado y sociedad peruana del siglo XIX. El indio, entendido como habitante de la serranía, rural e incivilizado. Parte de un paisaje exótico antes que miembro de una comunidad de ciudadanos con derechos plenos o iguales antes la ley republicana.

Un vacío en la bibliografía sobre lo indígena y la idea de nación en el Perú, es la de un trabajo como el de Las máscaras de la representación de Marcel Velázquez (2006), donde desde un enfoque interdisciplinario se explica las miradas y poder sobre la población esclava y afrodescendiente en el siglo XIX. A través de la literatura, el arte y la historia se aprecia la construcción del “sujeto esclavista”. Los discursos, representaciones, imágenes que inferiorizan a la población negra en el Perú independiente. Aunque se coloca al indio también como sujeto subalternizado, el trabajo se centra en la población afro. En ese sentido se extraña un trabajo similar enfocado en la población indígena peruana.

 

BIBLIOGRAFÍA COMPLEMENTARIA

 

Campesinado y Nación: las guerrillas indígenas en la guerra con Chile. Nelson Manrique. Lima, CIC-Ital Perú. 1981

La ciudadanía corporativa. Política, constituciones y sufragio en el Perú (1821-1896). Alicia del Águila. IEP, Lima: 2013.

Historia de las elecciones en el Perú: estudios sobre el gobierno representativo. Aljovín de Losada, Cristóbal y Sinesio López (eds.). Lima: IEP, 2005

En pos del tributo en el Cuzco Rural, 1826-1854. Víctor Peralta. Cuzco, Centro Bartolomé de las Casas, 1991

Estado boliviano y ayllu andino. Tierra y tributo en el norte de Potosí. Tristán Platt. Lima, Instituto de Estudios Peruanos, 1982

“Korilazos, abigeos y comunidades campesinas en la provincia de Chumbivilcas”, Deborah Poole, en Flores Galindo, A. (ed.), Comunidades campesinas: cambios y permanencias, Chiclayo, Centros de Estudios Sociales Solidaridad, 1988