¿Existe nación en el Perú?

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¿EXISTE NACIÓN EN EL PERÚ?

Tras casi dos siglos de la independencia, la pregunta aún sigue vigente en el imaginario peruano. No poder afirmar hoy que somos una nación, representaría el fracaso del proyecto republicano. La idea de nación es muy antigua, con significados similares a pueblo, comunidad, colectividad o etnia. Sin embargo, su significado actual es deudor de los siglos XVIII y XIX, época de la conformación de una nueva conciencia política, cultural y social que dará origen a los Estados-Nación europeos (Francia, Alemania, Italia, etc.).

Sobre el concepto de nación existieron dos gran corrientes interpretativas: la francesa y la alemana. La primera cifrada en la condición política (igualdad o ciudadanía) del individuo, ello sin abandonar la idea de fraternidad. Mientras la segunda, anclada en ideas de nación cultural y racial. La idea de nación en Francia estaría reflejada en el famoso discurso de Renán, ¿Qué es una nación?, donde este nos dice: “El hombre no es esclavo de su raza, ni de su lengua, ni de su religión, ni del curso de los ríos o de la dirección de las cadenas de montañas. Una gran congregación de hombres, sana de espíritu y ardiente de corazón, crea una conciencia nacional que se llama nación” (1882). Un fuerte alegato contra la concepción de nación entre los germanistas, quienes evocaban al volk (tradición o pueblo) como elemento cohesionador. Para Renán ser una nación es ante todo una voluntad, un pasado en el cual reconocerse y enorgullecerse (aunque a veces deba manipularse la verdad) y el deseo se seguir un camino común: “la nación es un plebiscito cotidiano”.

En Latinoamérica se conformaron los Estados-Nación tras la emancipación frente al imperio español. Pero estos proyectos, aunque provinieron también “desde arriba”, tuvieron la dificultad de no hallar la homogeneidad necesaria para fundar nacionalidades sólidas. La diversidad racial y cultural de América, fue vista como un obstáculo para la conformación de los nuevos Estados a los que debería corresponder una sóla nación. La solución ante ello fue la formación de un Estado criollo que proclamaba el “mestizaje” como el fundamento de la nacionalidad. Los proyectos políticos modernos, como el civilista de Manuel Pardo y Lavalle, aunque liberal, republicano y nacionalista, no modificó este sentido común de un país que debía aspirar a una nación mestiza-progresista. En el siglo XX, el ánimo de desindigenizar el país pasó por la conversión de estos en obreros. Proyecto que se presentó como de modernización económica, cuando en realidad era un proyecto de aspiración cultural.

Hace poco el sociólogo e historiador Hugo Neira, se preguntaba públicamente: ¿Qué tienen en común los peruanos? ¿Han hecho servicio militar juntos? No. ¿Pagan impuesto todos? No. ¿Tienen el mismo tipo de escuela? No. ¿Qué hace que seamos una nación? No la hay. Cuando la hay se construye por el impuesto, la educación, la gente cede sus intereses a pensar en el país. Acá no pasa eso. Nos detestamos profundamente. Hay odios feroces gratuitos. Entonces, la nación se construye a largo plazo. Que haya colegios públicos y privados, eso pasa en todas partes. Que tengan los mismos cursos no nos pasa ahora”. La declaración de Hugo Neira corresponde al único autor peruano (y probablemente latinoamericano), que ha publicado un libro tratando de responder directamente a la pregunta: ¿Qué es nación?. Su formación francesa lo inscribe en esta tradición de buscar una nación en la voluntad cívica: pacto político, compromiso social, obligaciones económicas, lazos de solidaridad, etc. El Perú dista mucho de la nación burguesa triunfante en Europa, aquella que alcanzó el “Estado de bienestar”, hoy en crisis lamentablemente. Pero es la afirmación de que los peruanos nos detestamos profundamente, la que evidencia de que estamos aún muy lejos de construir una nación fundada en el respeto, compromiso, solidaridad y búsqueda de igualdad.

El trayecto de la república, está marcado por el “Estado empírico y el abismo social” (Basadre). Un país donde tuvimos (y aún tenemos) una “República sin ciudadanos” (Flores Galindo). Uno de los intelectuales más desafiantes del statu quo peruano, don Manuel González Prada, nos decía hacia 1888: “No forman el verdadero Perú las agrupaciones de criollos y extranjeros que habitan la faja de tierra situada entre el Pacífico y los Andes; la nación está formada por las muchedumbres de indios diseminadas en la banda oriental de la cordillera” (Discurso del Politeama). Una visión excluyente de algún modo, pero importante al visibilizar a aquella mayoría despreciada y marginada por los grupos dominantes capitalinos. Hoy esa mayoría, que nunca fue silenciosa como algunos pretendieron, encarna el “Nuevo Perú”. Las migraciones iniciadas desde la década de 1940, trasformaron la configuración social del país; el crecimiento acelerado de varias ciudades del Perú y su incorporación a la dinámica económica; sumado a la democratización y la mayor conciencia sobre los derechos humanos, nos hacen ver con mayor optimismo nuestro presente. Sin embargo, la cuestión sobre nuestra condición de nación, no se resuelve con el afianzamiento de una identidad nacional fundada en el orgullo por una gastronomía exaltada, una cultura ancestral para fines turísticos, una reactualización del discurso del mestizaje y una interculturalidad sólo discursiva.

Recientemente el sociólogo Gonzalo Portocarrero, uno de los peruanos que más ha meditado sobre la nación en el Perú, ha publicado el libro: La urgencia de decir “nosotros”. Los intelectuales y la idea de nación en el Perú republicano. Obra en la cual el autor refiere: “la idea de nación se enraíza específicamente en la fraternidad, en la existencia de un deber moral para con los otros; un deber llamado a convertirse en una costumbre, en un principio cuya validez se da por descontado. Reconocer la dignidad del otro, guardarle una actitud de respeto y simpatía: ese otro es como yo, y me identifico con él, es como mi pariente. Nos unen muchas cosas. Compartimos antepasados, costumbres y tradiciones, y la voluntad de vivir como iguales, ayudándonos, de acuerdo a ley” (2015: 18). Portocarrero ha negado en anteriores obras la existencia de nación en el Perú, hoy afirma que la nación aún se encuentra en construcción en el país. Como fuere es un tema de gran importancia, la constitución de una “nación cívica” en el país. Sobre todo en un lugar donde “la ley es letra muerta” o donde prima la “cultura del más vivo”. El concepto de nación es problematizador, varios autores contemporáneos lo han enfrentado: Gellner, Anderson, Hobsbawm, Chatterjee, etc. Quizás el “nacionalismo antecede a la nación”, como apuntaba Gellner, pero en nuestro caso ese nacionalismo nunca fue nacional, se limitó a ser regional, faccioso, marginal o excluyente. Nuestra última experiencia nacionalista degeneró en un gobierno conservador de derecha con rasgos autoritarios (Ollanta Humala). El nacionalismo italiano y alemán, nos llevó a la segunda guerra mundial, pero el nacionalismo fue también la fuente de las democracias liberales europeas. La verdadera nación no tiene porque tolerar gobiernos autoritarios, sino cohesionarse alrededor del reconocimiento de los derechos mutuos y los valores de la democracia.

 

Bibliografía

 

Drinot, Paulo. The Allure of Labor. Workers, Race and the Making of the Peruvian State. Durham: Duke University Press, 2011.

González Prada, Manuel. Discurso del Politeama (1882). http://www.voltairenet.org/article120667.html

Neira, Hugo, “¿Qué es nación?”. Fondo editorial de la universidad San Martín de Porres. Lima, 2013.

Neira, Hugo. “Los peruanos nos detestamos profundamente”. Entrevista, Diario Perú 21. Lima, 31 de mayo del 2015. http://peru21.pe/politica/hugo-neira-peruanos-nos-detestamos-profundamente-2219906

Portocarrero, Gonzalo. La urgencia por decir “nosotros”. Los intelectuales y la idea de nación en el Perú republicano. Fondo Editorial de la PUCP. Lima, 2015

Renán, Ernest. ¿Qué es una nación? Conferencia pronunciada en la Sorbona, el 11 de marzo de 1882.

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