Maduro y el “Saharan Blend”

Whisky

 

El escritor venezolano Ibsen Martínez nos muestra en este brevísimo texto una faceta poco conocida de la cultura del petróleo. Se trata de la nomenclatura que  identifica la diversa variedad del petróleo mundial de acuerdo a su origen y calidad. Un auténtico manual para iniciados elaborado por las agencias de mercadeo en los más encumbrados centros mundiales de compra y venta de commodities, que  ha convertido en el imaginario popular al maloliente y viscoso “excremento del diablo” en un exquisito producto equiparable a los mejores whiskies o chocolates del planeta.

 


 

 Maduro y el “Saharan Blend”. Por Ibsen Martínez

La “denominación de origen” de un barril de petróleo evoca en ocasiones un bar bien provisto de imaginarios whiskies o improbables vinos, procedentes todos de diversas comarcas africanas, americanas o asiáticas.

 

Considérese: Vasconia, McCullough, Albian Premium, Louisiana Sweet, Canadian Par, Tempa Rossa, Volve, Peregrino, Griffin, Bonny Light, Ural, Forties Blend, Palanca, San Joaquin Valley, Cañadón Seco, White Rose, Tapis, Forcados, Loreto, Port Hudson, Sidra…

 

Nigeria, por ejemplo, produce un crudo llamado Escravos (en portugués, “esclavos”) que toma su nombre de un río así bautizado en el siglo XVI por emprendedores caballeros de industria portugueses y en cuya desembocadura un gran puerto de embarque de la Chevron degrada hoy el golfo de Guinea.

 

Durante muchas décadas, las “cepas” venezolanas fueron sumamente cotizadas por su escasa viscosidad, atributo decisivo en la obtención de gasolina. Quizá el crudo venezolano más exitoso y afamado haya sido el Tía Juana Light que, durante más de medio siglo, surtió nuestras grandes refinerías en Paraguaná que hasta hace poco tiempo fueron el mayor complejo refinador del hemisferio y uno de los más grandes del mundo.

 

Hablo de mucho antes de que, en 2003, luego de una fallida huelga petrolera opositora, Hugo Chávez desguazase retaliatoriamente Petróleos de Venezuela (Pdvsa), la estatal que a fines de los años 90 llegó a contarse entre las primeras transnacionales del planeta en volumen de negocios y eficiencia. Pdvsa sufrió el despido masivo y simultáneo de casi 20.000 empleados entre rangos alto y medio.

 

Once años más tarde, la Pdvsa de Nicolás Maduro se ha visto en el ignominioso trance de ordenar un envío de crudo liviano argelino: el Saharan Blend.

 

Publicado originalmente en el diario TalCual. Caracas, 25.10.2014. p.5

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