El simbolismo Inca en la política peruana

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El Perú de hoy es un país de contrastes, en él conviven los hábitos de la nueva cultura moderna y consumista, tanto como ritos religiosos y costumbres milenarias; asimismo, en la política, nacen nuevas ideologías con viejos símbolos reflejo de la historia y tradiciones de un país en el que el pasado siempre está presente.
La historia que se imparte en las aulas escolares peruanas esta llena de derrotas y contantes desilusiones, empieza con el glorioso pasado incaico y su trágica derrota a manos de los conquistadores españoles, a partir de este momento la historia peruana es una sucesión de hechos poco memorables resaltando la guerra de independencia, lograda principalmente por extranjeros, como el venezolano Simón Bolívar, o el argentino José de San Martín, además de la Guerra de Pacífico, la más grande derrota militar de la historia peruana.
Es en este contexto y con esa historia detrás es que, desde la política, se ha apelado a la memoria histórica para un nuevo tipo de discurso, el primero que lo supo utilizar es Juan Velazco Alvarado, militar golpista que instauró una dictadura socialista en 1968, su gobierno se caracterizó por la expropiación de empresas extranjeras y la reforma agraria, por la cual se entregaron grandes cantidades de tierras a los campesinos de la zonas más pobres del Perú, con el lema: “Campesino: El patrón no comerá más de tu pobreza”, Velazco Alvarado utilizaba en sus discursos elementos históricos incaicos, principalmente a Tupac Amaru II, un indígena revolucionario que se alzó en armas contra el poder español a finales del periodo colonial.
El discurso de Velazco constituyó un cambio muy fuerte en cuanto a la utilización del discurso político, en un país acostumbrado hasta ese momento en ver el elemento indígena como una de las principales causas de los fracasos nacionales, el discurso nacionalista de este periodo marca un punto de quiebre a partir del cual se resaltarán los valores históricos tradicionales en comparación a décadas anteriores en que lo europeo era ensalzado y exaltado y lo andino y autóctono era omitido, o simplemente despreciado.

Este mismo discurso fue el que utilizó Alejandro Toledo presidente entre 2001 y 2006, desde su campaña presidencial se autodenominó “la reencarnación de Pachacutec”, haciendo referencia al antiguo gobernante Inca que expandió el imperio llegando a ocupar gran parte de América del Sur hasta el siglo XV, además de apelar a sus orígenes humildes y sus rasgos físicos andinos. Igualmente la utilizo el actual gobernante Ollanta Humala, esta vez al utilizar su nombre “Ollanta”, el mismo que según la literatura quechua fue un antiguo general del Incanato.
Este tipo de discurso político ha demostrado ser útil, según algunas interpretaciones sobre estos hechos, como la de Alberto Flores Galindo en “Buscando un Inca, identidad y utopía en los Andes”, el hombre andino buscaría, de alguna manera, regresar a su pasado glorioso buscando elementos con los que identificarse, lo que no signifique necesariamente que otros aspectos sociales importantes, como el racismo, se han dejado de lado, como lo señala la también historiadora Cecilia Méndez en su ensayo “Incas si, Indios no”, en el que afirma que el pasado inca puede ser ensalzado pero muchos de sus descendientes siguen siendo menospreciados y discriminados.

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